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La historia de Maïmouna

Chad

Misión Contra la Lepra  ofrece las cosas que necesito, sin su ayuda ya no estaría viva”.

“Hace dos semanas pensé que iba a morir. Me dolía la barbilla y no podía hablar más”, dice Maïmouna Mohamed de cincuenta años. “Afortunadamente, Geeske Zijp de Misión contra la lepra me asistió  la infección en la barbilla. Espero que se cure la próxima semana. Misión contra la Lepra me ha proporcionado lo que necesito, sin su ayuda ya no estaría viva”.

 Maïmouna Mohamed es madre de Abdelkerim Handan de 20 años y estuvo casada con Krapatim Abano hasta que le diagnosticaron lepra y él la desterró a ella y a su hijo. Desde entonces han vivido en la pobreza, Maïmouna está orgullosa de su hijo que paga su propia matrícula trabajando como constructor de casas con su tío en las vacaciones, “él es el mejor de su clase, el mejor de 114 estudiantes. No tengo un hombre que me respalde pero sí tengo un hijo para cuidar”.

“Mi hijo siempre es atendido por Geeske de Misión Contra La Lepra. Cuando está enfermo, Geeske me trae gachas y medicinas  si es necesario me lleva al hospital. Misión contra la Lepra  me alimentó cuando tenía hambre. Perdí mi dedo meñique debido a la lepra y tengo las manos entumecidas. Tengo que tener más cuidado de no quemarme porque no siento calor. Alcanzo objetos calientes con un trozo de cartón, de lo contrario el riesgo de quemarme la mano es demasiado grande sin sentirlo”.

«Aún así, mi corazón está tranquilo: ya no tengo miedo del futuro desde que conozco Misión Contra la Lepra”.